LEÍ UN DOLOR, DE UN DOLOR DE MUELAS: LOS ODONTÓLOGOS DEL HORROR DE JORGE A. GARAVITO C.

POR ODETH OSORIO ORDUÑA

Escribo esto siendo las cuatro de la tarde, cuando el sol en mi ciudad invade la mitad de mi casa; una luz distinta a la de Bogotá que se mueve entre los colores borgoña de los edificios. Escribo hoy porque recuerdo las calles de aquella roja ciudad que –entre la lluvia– rugía de un modo indescifrable y enigmático. Una ciudad con dientes y con muchas bocas también. Escribo esto, como dije, siendo las cuatro de la tarde, luego de haber leído más de un par de veces un poema que encoge al corazón, “Un diente de León”.

Vuela con algún deseo de ira
de venganza
de frustración 
el diente que el soplido de un puño
expulsó de la boca
de mi amigo León. 

Un poema que golpea pero que también despierta, todo lo que puede despertar un golpe que aún con la pérdida del diente se puede gritar, hablar, incluso bailar. El relato poético que atraviesa el poemario Los odontólogos del horror reside en descarnar el poder como la capacidad de decidir quién vive y quién muere. Hacer morir y hacer vivir, entonces, son fronteras y atributos que se despliegan a partir de una serie de mecanismos de control sobre la mortalidad. ¿Quién ostenta este poder? ¿Cuál es esa entidad o sujeto con amplio dominio de la vida, pero no solo de la vida sino de la vida de unos, de todos, de nosotros? La figura del odontólogo es una de las claves para la lectura del libro escrito por el poeta colombiano Jorge Andrés Garavito Cárdenas, su más reciente publicación en la editorial Escarabajo. Y es también una metáfora que se enfrenta y se desdobla a partir de otra de las claves para desvelarla: los dientes, la boca, la voz, en resumen, la poesía.

Los odontólogos del horror tiene una estructura que resuena en un relato poético descarnado, terrorífico, dramático. Empieza con un prólogo advirtiendo que lo que tenemos ante la lectura “no es un libro sino una boca” y que además tiene “muelas”. Cualquier descuido, como la condescendencia en la escucha, puede resultar en una mordida. Nueve capítulos nos abren las ventanas hacia el conformismo dental, la resistencia molar y la anarquía bucal. Las amplias referencias a todos aquellos poetas, músicos y artistas con un marcado, y consciente, descuido en la limpieza bucal, conforman un espacio húmedo de lenguaje atrapado entre dientes, o “32 poemas perlados”, que se opone a la práctica indolente de la extracción ya no del diente, sino de la voz. 

Es entonces la voz lírica la que habla o más bien grita “no te metas con mis muelas/ ellas son libres / son caries creadoras/ del lenguaje” una voz aún resonante con todos sus dientes y tal vez con mal aliento. Nos hace saber, la voz o la boca o el libro, que al que llamamos desquiciado y odontólogo del horror no es uno, aunque se nombre sólo a Jacobus Van Nierop; y no, no es él un tirano de la salud ni de los dientes blancos, a pesar de que haya sido condenado por mutilar a sus pacientes. Jacobus Van Nierop es otra voz asimismo mutilada, creada. ¿Por quién? Por el ejercicio de una política necrótica. 

Achille Mbembe, en su libro Necropolítica seguido de Sobre el gobierno privado indirecto se pregunta ya “¿en qué condiciones concretas se ejerce el poder de matar, de dejar vivir o de exponer a la muerte?” En la construcción de la urgencia, siempre ficcionalizada, de tener un enemigo; con su figuración se divide y se toma el control de la distribución de una sociedad (siempre dual: sanos-enfermos, productivos-improductivos, hombre-mujer). Se instala un mecanismo de organización, segregación y división de los individuos a partir de la salud (bucal en este caso). No es gratuito que el ratón Pérez y el hada de los dientes se los lea como “dos multinacionales más, dedicadas al comercio del marfil y a la explotación infantil” en un mundo donde gobierna la sonrisa aséptica. 

Este libro da cuenta de la forma en que el control de la vida -como una ostentación de poder (poder sobre la vida de otros) – hace de su enemigo un objetivo único y absoluto con el pretexto de la guerra, del hacer morir, al terror o a lo que viva fuera de la norma, contra las caries. La metáfora desarrollada en el libro es feroz, tanto por su mordida que, dicho sea de paso, “no la frena ningún hierro”, como por su lenguaje que, en el contexto colombiano es un grito de resistencia no sólo necesario, sino poéticamente humano.

FUENTES

Achille Mbembe. (2011). Necropolítica seguido de Sobre el gobierno privado indirecto. España: Melusina.

Jorge Andrés Garavito Cárdenas. (2021). Los odontólogos del horror. Bogotá, Colombia: Escarabajo. 

PERFIL IRRADIACIÓN

Odeth Osorio Orduña (1988) Nació en Puebla, México. Estudió literatura hispánica en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, continuó sus estudios en literatura en la UAM Azcapotzalco. Algunos textos suyos han sido publicados en diferentes revistas electrónicas como Campos de plumas, El Camaleón, Reflexiones Marginales, Ágora Revista de Estudiantes de Relaciones Internacionales de El Colegio de México A.C., Teresa Magazine, Revista Seis Mil 83. Intimidades. Testamento cantado tranquilamente a la sombra es su primer libro publicado y ganador del III Premio Nacional de Poesía Germán List Arzubide 2019.