CONAFE: UNA FORMA DE EDUCAR EN LAS COMUNIDADES MARGINADAS

POR ARELI ESPINOSA HERNÁNDEZ

En esta época donde se siguen viviendo las consecuencias de una pandemia, provocada por un virus demasiado mutante y que aún genera incertidumbre, una mujer, que gusta de la enseñanza y el aprendizaje de todo a su alrededor, sobre todo por la emoción de adquirir nuevos conocimientos, encontró una convocatoria para participar en una institución descentralizada de gobierno y que cumple 50 años de existencia en el mes de septiembre, de acuerdo con su portal. 

Se trata del llamado Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), el cual atiende al sector de la población marginal en materia de educación, así como a familias circenses, que recorren todo el país ofreciendo sus shows de circo y que no son atendidas por la Secretaría de Educación Pública (SEP), debido a la matrícula y el acceso a las comunidades. Sorprendente fue para esta mujer enterarse cómo, en un país con distintos contrastes sociales, se puede ofertar la educación de esta forma: había visto reportajes en la televisión, pero nunca lo había relacionado con dicha institución.

Inició su proceso para participar haciendo un registro vía internet, después fue considerada candidata al cumplir con los requisitos solicitados que, por cierto, no eran sencillos, y la convocaron para seguir con una capacitación, cuyo objetivo era conocer los lineamientos, para servir como líder de educación comunitaria o, como ellos lo nombran, LEC. Dicha capacitación consistía en un curso intensivo, con duración de seis semanas –especialmente por la dinámica de horarios– antes del inicio escolar marcado por el calendario de la SEP. Se sorprendió mucho de que el proceso fuese tan rápido e incierto por las condiciones de la pandemia.

Al participar en el CONAFE, le pidieron elegir una subdelegación, ella hizo la selección del Estado de México, por ser el estado en donde actualmente radica. Después recibió un correo electrónico en donde se notificaba que fue seleccionada, le indicaron hacer otra elección entre nueve regiones, consideradas sedes base –las cuales a su vez atendían a diferentes municipios–; de ellas eligió el municipio Chapa de Mota. De acuerdo con los oriundos, es un lugar considerado “el de las dos mentiras”, ya que no hay oro para generar dichas chapas y, por lo tanto, no hay hierba, haciendo referencia a la Cannabis sativa (marihuana). La sede era totalmente desconocida para esa mujer, a pesar de saber que este estado ofrece lugares magníficos, dentro de los 125 municipios en el que se divide. 

Llegar a la sede mencionada fue una odisea. En trasporte público solo se tienen dos rutas: una de ellas es saliendo del metro Politécnico y otra del metro Rosario. Ella había usado ambas, alguna vez, para ir a otros sitios, pero no tenía idea de hasta qué lugar llegaban ese recorrido; ahora comprende por qué salían tantos camiones hacia esos lugares en la región montañosa.

Al inicio de su travesía conoció a dos jóvenes que, como ella, radicaban en el municipio de Tlalnepantla, así como a otro joven proveniente de la alcaldía Iztapalapa, el cual la sorprendió por su forma tan grata de expresar su sentido de aventura. Vaya que su ímpetu le agradó. 

Al reunirse para ir, por primera vez, a este lugar, todos se percataron del largo camino para llegar; tan sólo les tomó tres horas y, de regreso, fueron otras tres. Ahí iniciaba la decisión de continuar o no con el proceso. Además de que el camino tiene demasiadas curvas y es bastante inseguro, los choferes manejan, como la mayoría en la CDMX y zona conurbada, sin precaución.

Desde ese momento muchos se enfrentaron a la realidad, pues no se imaginaron lo difícil que es el acceso a las comunidades sede, donde se realizaría la preparación de manera presencial. Para sorpresa de la mujer, algunos fueron en compañía de sus padres, ya que la convocatoria se abrió desde los 19 años. Otros no se convencieron de continuar, pero otros tantos sí lo hicieron, quizás por las ganas de ayudar o por la aventura.

De acuerdo con el programa, también se podía registrar como un servicio social o práctica profesional. Se explicó que el objetivo era atender a chicos de educación básica (preescolar, primaria baja de 1º a 3º grado, primara alta de 4º a 6º grado y secundaria). La preparación era conocer las habilidades, aptitudes y conocimientos para atender a las comunidades y así como seleccionar al LEC para apoyar a una comunidad en específico, de acuerdo con su perfil.

Lo interesante de la capacitación fue conocer el modelo pedagógico llamado ABCD (tenía poco de haberse implementado), que significa modelo de Aprendizaje Basado en la Colaboración y el Diálogo, cuyo eje primordial es generar un diálogo entre tutor y aprendiz. Es un modelo donde se explota el interés del que quiere aprender; es decir, no se trata de forzar o seguir una programación estricta, sino se hace la elección de un tema de acuerdo al interés sembrado, el aprendiz y tutor se guían mutuamente, para buscar los mecanismos que concreten así un conocimiento. Lo interesante que aquella mujer notó es que el tutor guía y motiva para generar un aprendizaje autodidacta y el aprendiz debe llegar a una repuesta o al objetivo por sí mismo; por ello, el modelo busca romper con la enseñanza en la educación tradicional impartida en las escuelas con más de 30 alumnos. De hecho, el modelo es funcional sólo en grupos pequeños. Además, esta educación es multigrado; es decir, en un salón de clases se puede estar enseñando a un chico de 6 años y a uno de 7 u 8 años. Se busca que obtengan el conocimiento mínimo necesario para que puedan aplicarlo en la mejora de sus comunidades. 

Esto hizo que la mujer continuara con la travesía. Inició su semana de preparación, la cual abrió con teoría vía internet, cursos muy pesados en su contenido y muchas las actividades que buscaban aprender el modelo anteriormente descrito. Fueron días tediosos, ya que tratar de organizar a 150 personas que quieren ser líderes de educación es bastante complejo. Aún con el manejo de las herramientas tecnológicas, había fallas de señal, de conexión, problemas con el clima, incluso con algo que en las zonas conurbadas es indispensable como la luz. A pesar de sus esfuerzos, las clases, en la opinión de la mujer y de sus otros compañeros, fueron bastante tediosas.

En estas mismas clases se notaba que, por pandemia, muchos jóvenes provenientes de licenciaturas de la UNAM y UAM se inscribieron al programa, para registrarlo como servicio social; incluso se encontró a muchos jóvenes graduados pero que todavía no conseguían un empleo; esto también la llevó a reflexionar mucho. En el transcurso de los dos días, en que pasaron de manera virtual sus clases, la mujer se dio cuenta que para muchos era una gran oportunidad para superarse, era una forma de llevar ingresos a sus familias.

El siguiente reto fue aguantar la vacunación, en esa semana recibió su primera dosis contra un virus altamente mutante, cosa que le afectó para concentrarse en el curso. Esto le preocupó, pero aun así llegó al tercer día de preparación, que sería de forma presencial, y por el cual tuvo que madrugar para llegar a la sede. Fue con maleta en mano, ya que se quedaría por tres días, no era posible ir y venir el resto de la semana, por el presupuesto y por el costo-beneficio en tiempo.

En esos días trató de comprender e implementar el modelo ABCD, así como la realidad y complejidad del programa para lograr impartir educación básica; en estos días aquella mujer se percató que no sólo participaban los jóvenes que conoció en la plataforma, sino también había, en su mayoría, mujeres maduras, llamadas solidarios, esas mujeres, casi todas mamás solteras, tenían 40 años o más.

Para trabajar el modelo, ella se sintió cómoda seleccionando a una de aquellas mujeres, Herminia, quien tuvo que ingeniar una dinámica para generar un interés, la mujer que sería aprendiz eligió el tema, porque se trataba de ciencias naturales. Quedó sorprendida, ya que el material para llamar la atención ideado por Herminia era muy sencillo pero concreto.

La señora Herminia, a lo largo de esos días, le mostró a la mujer el propósito de este tipo de educación. El primer día estuvo un poco perdida, aún traía molestias por la vacuna, además de que no sabía dónde se quedaría, no se ofreció una estancia segura para los que eran de nuevo ingreso, ya que también había muchos que formaron parte de esto el año anterior, aún con la pandemia.

Gracias a una de las compañeras, logró encontrar dónde hospedarse, pero a la larga también fue complicado. Aunque la mujer ya había pasado por una travesía similar en la montaña de Guerrero, esta vez fue diferente; la gente de allá era menos cálida, desde su percepción, algo territorial, veía por sus intereses, por no mencionar un poco abusiva.

En estos días hubo travesías memorables, una de ellas fue quedarse sin luz, otra es que conoció la historia de algunas jóvenes con las que se quedó. Una de ellas, abogada, se quedó sin empleo y esto lo vio como una oportunidad de ayudar y tener una entrada fija de dinero; otra chica era mamá, trabajaba como becaria por un sueldo poco remunerado, le gustaba dar clases, lo tomó como oportunidad; otra chica era titulada y había emprendido un negocio, pero lo hizo, como la mayoría, sin medir su mercado, fracasó en el camino, por eso tomó esto como una oportunidad; otro chico estaba ahí porque también no encontraba empleo, era una oportunidad de experiencia.

Padecieron la falta de alimento, no había muchos lugares para comprar lo básico, para eso tenían que ir a otro poblado. También hubo charlas de reflexión que pusieron realidades al descubierto, visión al futuro de muchos, pero lo más importante, ella notó diversos talentos, esperando que algún día estas personas exploten sus cualidades y obtengan oportunidades reales, en este contexto social ya bastante complejo.

Regresando al proceso, Herminia le planteó la verdad; pues entre compañeros y autoridades que gestionan, la realidad era que eso no sería fácil, empezando porque, posiblemente, no habría un recibimiento por la comunidad, quizás no habría apoyo (parte del convenio es que el CONAFE y la comunidad se comprometían a hacerse cargo de tu alimentación y regreso a casa los fines de semana, en teoría), pero en radio pasillo se comentaba una gran falla de gestión, incluso algunos comentaron los potenciales problemas al llegar, que uno tendría que resolver solo; no por nada les llaman líderes o héroes de acero, al final es algo de resistencia.

Al termino de ese último día, el efecto de la vacuna pasó y parece que en la mujer afloró su máximo aprendizaje: sin darse cuenta dio a notar sus talentos naturales, se adaptó rápidamente, sobrepasó a quien le estaba enseñando. Fue entonces cuando su Herminia le dijo: “deberías buscar una mejor oportunidad. Sabes mucho y te mereces algo más”. Quizás eso fue el detonante para decidir no continuar con la preparación, porque aquella mujer tratando de enseñar, terminó enseñando al maestro; porque, por su experiencia, tenía un nivel que sobrepasaban las bases del programa. De hecho, se dio a notar que hasta le llegaron rumores hablando de ella y su gran intelecto. Por ello, al regresar a casa, un día viernes, con muchos conocidos, se dio cuenta que aquella travesía no le ofrecería algo que no conociera; lo que sí, quizás, era el remordimiento de no poder hacer más por la comunidad que le hubiera tocado. En un año no lograría ni siquiera sanar un poco de lo mucho que sucede en aquellos lugares.

De esta experiencia la mujer se llevó la siguiente reflexión: ¿cómo se creó un órgano descentralizado de educación? Realmente nace de la necesidad de la educación rural desde hace ya medio siglo. ¿Cómo es posible que ninguna institución haya encontrado la estrategia para apoyarlo? Esas comunidades marginales se merecen una educación de mayor calidad. Es obvio que, al ser estudiante, no se es especialista en las áreas de conocimiento. También entendió que aquellas comunidades no buscan cambiar, no conocen más que el servilismo del gobierno en cualquier color; sólo las usan para abastecer programas sociales, a veces mal planteados, por quienes los llevan a estos sitios. ¿Por qué no preparar realmente a profesionistas que amen ir a estas comunidades, remunerando como se debe y tratando de garantizar ciertas seguridades?

Por ello, hay mucho por ver y percibir; lo más importante, si queremos un México con equidad, es trabajar para enseñar, sin importar las condiciones. Muchas veces no necesitamos ir a comunidades de difícil acceso, basta voltear hacia nuestras familias, algún vecino o conocido de nuestra comunidad, para darnos cuenta que la educación no ha sido equitativa en la sociedad, pues la realidad de muchos es llevar comida y lo básico antes que querer llenar la mente de conocimiento, ya que los sueldos, las condiciones y las vivencias nos hacen optar por trabajar desde muy jóvenes.

El cuestionamiento para el CONAFE es que debería tratar de ganar un mejor presupuesto. Aunque el actual gobierno nos dice “primero los pobres”, en este órgano apenas se tienen los recursos suficientes, sobre todo, no remunera realmente a los que deciden aventurarse en esta gran labor. Lo ideal es que todos los niveles de gobierno conjuntaran a la juventud, así como la experiencia de medio siglo, para otorgar mejor preparación y así, realmente, garantizar educación para todos. 

PERFIL IRRADIACIÓN

Areli Espinosa Hernández (San Salvador el Seco, Puebla). Egresada de la licenciatura en Química de Alimentos en la Facultad de Química de la UNAM. Le encanta la literatura clásica. Actualmente dedicada a la enseñanza de Ciencias a nivel básico.