POR KARLA R. DÍAZ
NUEVA VIDA
Recibes, desde una nueva voz, --desde una voz que te rescata, que te enuncia, que te toca sin saberlo; desde una voz que me descubre y te despoja de mí, una nueva vida. Una vida que nos enfrenta, ajena, y ruge: ¡existió el amor!, en la fugacidad eterna, implacable, de los años en que los cuerpos y las ansias y las risas y el dolor nos unió como se unen las aguas, los ríos, los mares. Una voz que te recuerda, temerosa, para arrebatar, a través de la lectura del dolor, la neblina e instalarse, nueva. Una nueva voz. Una voz distinta, luminosa, voraz, tensa, incendiaria, dulce. Una voz que me toca y me revive y me revienta y me reinventa y me construye y me hipnotiza y me devora y me nutre y me carcome y me invita y me recorre y me resuena y me perdona y me acaricia y me redime y me enseña y me aprende y me venera y me vulnera y me invita y me besa. Una voz que te nombra, vieja vida, y te libera.
argentina
En las líneas de sus huellas el universo, el tesoro, huellas de cuerda mezcal abrazo huellas de diamante y tontería ¿ qué se siente tener así, entre las manos, como un pichón galante, solícito, la experiencia universal de lo sonoro ? Sonoridad argéntea, plat(ead)a, resonancia oblicua transitoria ecuánime Huellas de cosmogonía Huellas sostén Pasto negro en la piel, y la emoción del canto simultáneo a sus oídos. Ovación rencorosa, vacía, enfrentada. Nada puede hacerme mal.
Karla R. Díaz (Ciudad de México, 1999). Poeta y estudiante de literatura. Se encuentra en búsqueda de una identidad crítica y literaria opaca y clarividente. Ha publicado en diversas plataformas y revistas digitales.