POR MARIO CARLOS MARTÍNEZ ESPINOSA
ALMA TANGIBLE El sólo acto de pensarte comienza a saciar mi necesidad de poseerte. Sacia a mis pupilas el ver de frente tu rostro invicto. Sacia a mi olfato el aspirar la emanación de tu vibrante y mítico perfume. Sacia a mi oído el gemido dorado de tu voz que pronuncia mi nombre con ternura. Sacian a mi tacto y a mi gusto tus ósculos húmedos y tibios. No obstante, mi espíritu y corazón siguen hambrientos como dos pordioseros ante el aroma del pan. Cae sobre mí, mujer, con toda la furia de Afrodita y con toda la fuerza de Azrael. Transmuta el agua en vino con tu sudorosa cabalgata. Transforma el coito en el verso secular. Deja que todas las fauces de la Hidra te devoren al mismo tiempo.
DEIDAD PARA HOMBRES DE POCA FE Se disuelven en el éter las pavesas de aquel incendio irrecuperable en el que juntos nos consumimos con ahínco. Última sucesora de la revelación, libertadora de mis soledades, te has llevado la llave del paraíso oculta entre las sedas de tus bragas. El “nosotros” singular que construimos yace lapidado bajo pesadas ilusiones. Huyes de mí, pero eres fugitiva de ti misma. ¿En qué lechos ingratos dilapidas tus últimos minutos de belleza? ¿De qué falso dios te has vuelto intercesora? Toma mi beso urente de devoto y guárdalo junto al oro que te dieron a cambio de tu alma. Toma todo el peso de mi desamparo y arrójalo al pozo insondable de tus ojos.
Mario Carlos Martínez Espinosa (Ciudad de México, 1990). Es poeta, traductor y docente universitario. Estudió la licenciatura en Literatura y Creación Literaria en el centro cultural Casa Lamm y la maestría en Literatura Mexicana Contemporánea en la UAM. Actualmente imparte el taller de redacción para Matemáticas Aplicadas en la Facultad de Ciencias de la UNAM.