DE LA HISTORIA BÉLICA A LA REDENCIÓN ESPIRITUAL. ENTRE ARTURO USLAR PIETRI Y LAURA ANTILLANO

POR SORIANA DURÁN

Podría decirse que la narrativa venezolana del siglo xx atravesó cambios significativos durante su desarrollo. Se trata de una evolución con aristas radicales e innovadoras que van desde lo macro hasta lo micro, o bien, desde lo colectivo hasta lo individual, considerando el contexto sociopolítico y cultural que ha caracterizado la conformación de nuestro país desde la colonización. 

Es un cambio de perspectivas que, al principio, involucra una búsqueda de identidad nacional como canon literario y luego fluctúa intensamente con la “petrolización” del país, para luego experimentar la introducción de temas cuyo carácter puede ser de valor universal, como el miedo al cambio, al porvenir, la tristeza y desolación, la ambición y la construcción del propio yo, la diferenciación del individuo frente a la colectividad y la exaltación de emociones, sentimientos y pensamientos de personajes que están muy vinculados a su entorno.  

Este progresivo salto temático y estético se evidencia en las obras de autores y autoras del siglo xx: Teresa de la Parra, Rómulo Gallegos, Arturo Uslar Pietri, Miguel Otero Silva, Guillermo Meneses, Salvador Garmendia, José Antonio Ramos Sucre, Juan Liscano, Antonia Palacios y Laura Antillano. Sin embargo, la brecha narrativa que existe entre Arturo Uslar Pietri (ej. Lanzas Coloradas, 1931) y Laura Antillano (ej. La luna no es pan-de-horno y otros cuentos, 1988) es el punto central de esta breve reflexión que pretende identificar los componentes de esa transición temática en un período tan corto, no queriendo decir con esto que la novela histórica desapareció una vez que el grupo generacional al que pertenece Laura Antillano se manifestó en la literatura venezolana, sino que hubo una obvia diversificación de géneros narrativos que se desprendieron del canon histórico-político, como ya mencioné al comienzo, y cuyos efectos redimensionaron la identidad de la literatura nacional.

Por una parte, diría que esta diversificación comprende una mirada directa a la interioridad del ser; hay una separación de la multitud y se da por hecho la pertenencia (o no pertenencia) a un colectivo con impulsos definidos y aspiraciones definidas (la identidad nacional y la inevitabilidad del presente sociocultural como producto de la historia política de nuestro país), y se explora o se profundiza en las dimensiones psicológicas, emocionales, espirituales y sus características, según la percepción de la persona que las experimenta, es decir, desde el punto de vista de un personaje determinado bajo circunstancias específicas y/o escenarios que forman una parte esencial en el desarrollo de la historia. 

Otro aspecto fundamental que puedo identificar en esta metamorfosis es la trascendencia de la literatura pedagógica que busca moralizar, educar, cuestionar o señalar ciertos tipos de comportamiento de la población venezolana, de su gobierno, de una élite gobernante o de un sector popular, y esto también se puede interpretar como el auge de una narrativa que se despoja de la obligación de ser útil para la sociedad a través de la promoción de ideas inherentes a modelos sociales concretos, como el positivismo, por ejemplo. En cambio, la narrativa de finales del siglo xx se toma la libertad de indagar en facetas de la experiencia humana mediante la implementación de nuevas estructuras, estéticas y técnicas narrativas que rompen con la tendencia habitual que antecedía a estas nuevas manifestaciones literarias.Por último, considero que el existencialismo, la descripción de sentimientos complejos como el amor o el apego, el cuestionamiento de las convenciones sociales modernas y la evocación del pasado como generador de sufrimiento o añoranza son elementos importantes que conforman la narrativa de finales del siglo xx.

Carlés Soriana Brito Durán (Puerto La Cruz, Venezuela, 1998). Escritora, actriz y artista plástico venezolana. Autora de la obra teatral breve Las mujeres que amaban la libertad (2021)y el relato Joven y Virgen (2021), ganadora del 2.º Concurso de Literatura Juvenil Erótica de la Fundación Editorial El perro y la rana y participante de la 1.ª cohorte de la Escuela Taller de Narradores de Venezuela.