ILEGAL

POR SONIA GABRIELA AYALA CANO

Entre otras tantas curiosidades que hay en casa, producto de cada andar borreguero, hay unos cuernos que encontramos en el 2007 en lo que era la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) Arroyo Grande, en el ejido Reforma Agraria Integral, en Baja California. Arroyo Grande es un lugar por demás hermoso, que fácilmente pudiera llamarse el paraíso de los borregos. 

Es un lugar lleno de vida en pleno desierto, un lugar que brinda todo lo necesario para el óptimo desarrollo de las poblaciones de borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates), y para muchas más especies de fauna.

El recorrido por el cañón Arroyo Grande fue como parte del trabajo que estaba realizando para llevar a cabo mi primer registro de UMA con borrego cimarrón; después de esta UMA vinieron muchas más y la historia borreguera se engrosó; desde entonces, ha habido muchas cuestiones por demás controversiales y que, en su momento, se habrán de contar entorno a la verdadera realidad de esta subespecie en este ejido y en muchos más en Baja California.

No es lo mismo hacer proyectos para otros siendo estudiante, donde tu nombre sólo es uno más de la lista, y no es que me importe el reconocimiento, me da igual, pero el hecho de saber que se tiene la oportunidad de conocer nuevos lugares liderando un trabajo, y el hacerlo bajo tu total responsabilidad, fue algo que me llenó de gran emoción. 

Fue el primer plan de manejo que realicé con borrego cimarrón, la primera UMA que registré con esta subespecie, después de haber recorrido por varios años la sierra San Pedro Mártir en busca de las excretas de este animal, y de antemano sé que no fue el mejor plan de manejo, que faltaron muchas cosas que en aquel entonces no visualizaba, pero también sé, que así con todos sus defectos, le ha servido a todos aquellos técnicos que se han fusilado mi trabajo y hasta a las autoridades; y sé que mi trabajo está un poco mejor elaborado que los planes de manejo que existen con esta subespecie en el estado, desde que era administrada por el Instituto Nacional de Ecología (INE) a nivel federal. 

Adelantándoles un poquito sobre la historia del manejo de esta subespecie desde la intervención del INE, he de comentarles que me llevé una gran sorpresa cuando miré documentos de aquellos controversiales tres permisos de borrego cimarrón que le fueron otorgados a la entonces UMA Ejidos Asociados, el 25 de noviembre de 1996, estando el permiso de caza fechado el mismo día que estaban aprobando el plan de manejo, plan por demás incompleto.

Cabe mencionar que también hay otro oficio donde se dan cuenta de su gran “error”, cancelan el primer oficio del permiso de caza y emiten otro con fecha diferente a la que aparece en el registro de la UMA y su plan de manejo, fechado el 3 de diciembre de 1996 para ser exactos.

Así como éste, hay muchos otros ejemplos donde la ilegalidad, la mayoría de las veces, no viene de los dueños del recurso, viene de las mismas autoridades y de quienes dicen defender y proteger a la subespecie en Baja California.

Volviendo al recorrido por el cañón Arroyo Grande, éste comenzó muy temprano a caballo. Íbamos con el dueño del predio, Don Alonso Murillo Adarga, mejor conocido como El Borrego. En ese entonces Don Alonso ya pasaba de los 70 años, y aun así recorrió con nosotros el cañón como un quinceañero. A Don Alonso le apasionaba esa vida de campo, de los borregos, de su cañón. También iban dos de sus hijos y varias personas más.

Ése fue mi primer recorrido a caballo, me subí al animal sin saber montar en lo absoluto, nunca lo había hecho, pero después de un largo día de subir y bajar por el cañón, el objetivo se logró y yo la libré de no ser tirada por el animal y terminar arriba de una choya o colgada de un mezquite.

Como mencioné al principio, el cañón Arroyo Grande es impresionantemente hermoso, sus pozas, sus palmas, sus mezquites, sus flores, sus precipicios, sus enormes rocas, su formación geológica, su fauna, etc., todo el cañón es digno de admirarse y cuidarse.

Sin embargo, esta gran belleza natural, lejos de ser motivo de buenas prácticas por parte del gobierno para cuidar al borrego cimarrón, es objeto de la ilegalidad, ilegalidad que prevalece en todo el estado, pero principalmente en zonas como ésta, donde muchos cazadores ilegales saben que ahí pueden encontrar tremendos trofeos para sus colecciones.

Ese día, al final del recorrido, la ilegalidad se comprobó una vez más, encontramos dos fundas de cuernos de borrego cimarrón, ambas diferentes, es decir, no eran del mismo animal, lo que indica que no sólo mataron un individuo, sino que fueron dos o más. Había restos de una fogata y latas de atún, y todo parecía indicar que aquellas evidencias las habían dejado los militares, sí, gente del mismo gobierno que se supone debía cuidar y proteger la fauna del lugar, y no sólo ir hasta el fondo del cañón a destruir los plantíos de mariguana, que, por cierto, estaban muy bien escondidos.

Pero como bien dijo Don Alonso ese día del recorrido, ellos no podían hacer nada contra el gobierno, contra los poderosos. Sin embargo, no perdían la esperanza de algún día lograr un aprovechamiento sustentable que les beneficiara a los dueños únicos de los borregos, los ejidatarios, y a la propia subespecie a través de programas de conservación sustentables.

Tristemente, Don Alonso, un borreguero de mucha experiencia y conocimiento, se fue de este mundo esperando que las cosas cambiaran para bien, esperando que las autoridades dejaran de lado sus intereses personales, su poca capacidad como funcionarios públicos, su ignorancia en todos los sentidos, e hicieran un buen manejo del borrego cimarrón, al no oponerse a su aprovechamiento legal.

Don Alonso Murillo Adarga fue un borreguero más que se fue albergando siempre la esperanza de que las cosas cambiaran en su ejido y, así como él, muchos otros se han ido esperando que el borrego cimarrón sea aprovechado por ellos, por los únicos y verdaderos dueños del recurso, y no por todos esos corruptos que, disfrazados de investigadores, de personas “educadas” y muy “estudiadas”, mantienen libremente el sucio negocio de la cacería furtiva del borrego, bajo las narices de las autoridades y muchas veces con su venia.

No se vale que muchos ejidatarios sigan viviendo limitadamente, teniendo tan bondadosas tierras borregueras, mientras que los corruptos las utilizan como si fueran de ellos sólo porque tienen el apoyo “político” o “ciertos contactos” de los personajes que participan en la ilegalidad del borrego cimarrón y se llenan los bolsillos bajo el lema: “conservemos porque está en peligro de extinción”.

Sonia Gabriela Ayala Cano (Ensenada, Baja California, 1973). Bióloga egresada de la Universidad Autónoma de Baja California, con maestría en Manejo de Ecosistemas de Zonas Áridas y dedicada al manejo de la fauna silvestre, en particular del borrego cimarrón (Ovis canadensis cremnobates).