POR JOHANAN CERVANTES
EL PUEBLO DE MIS PADRES He vuelto al pueblo de mis padres y en su polémica tarde he visto al mismo cedrón romper sus ramas al viento; tiene su encanto ver los cerros cesar, confundirse con la noche como los ojitos de un niño que de tanto jugar el sueño vence. Las calles tienen su horizontal color, su nombre de hombre y su voz de mujer. Las mujeres que ayer cargaban tres niños han ganado en su voz una erre de insistente vejez: al hombre lo mató un caballo y el niño ahora es padre. Acá en el pueblo mis padres ya no están, ni yo soy ese niño. Acá en el pueblo todo es igual; menos lo que importa.
DESCUBRIMIENTOS Sí, yo he odiado a mi padre y en su brazo la fuerza. Su violencia tenía el nombre de un niño con la infancia perdida. Sus caricias eran como las que te da el suelo al caer de pronto. Todos lo sufrimos y eso no se puede negar. El último golpe que dio fue contra sí mismo: murió. Hoy sus manos y su voz han mermado, el tiempo marchitó su fuerza. Podría mentir y escribir que descubrí en sus golpes la contundencia del verso, pero esto es una prosa y su mano ya no me derriba.
Johanan Cervantes (Hidalgo, 1998). Estudiante de los últimos semestres de la licenciatura en Lengua y Letras Hispánicas en la UNAM. Participó en el congreso CONELL 2021 y ha publicado en la revista Miseria.
