POR SALVADOR GALLARDO
CABARET El jazz extiende su lecho clandestino y teje una maraña de deseos Una corriente voltaica se desprende de la pila de las vértebras y vibra en los timbres de los senos Las pupilas orgiastas eyaculan miradas Olvidada pareja bebe su romanticismo en vasos de cerveza Los reflectores contusos rompen la piñata de la aurora que vierte sobre la orgía sus confetis policromos Afuera una bandada de autos BOZ – TE – ZA Y en el Cabaret del cielo chimean las estrellas.
CORTO-CIRCUITO El viento peina sus crines en la lluvia sobre la pirotecnia de todos los tejados y en tanto que los trenes sufren de catalepsia la ciudad de azúcar se reviene en la sombra Los fanales cortan trincheras alambradas y estrellan las lunas del asfalto La ausencia restirada me arrojó tu recuerdo De pronto ha florecido la gloria edisoniana y en un arco voltaico se ahorca mi nostalgia La vida quema sobre los baches sus misivas románticas.
FILM El tren orinecido de polvo y de fastidio se envaina en la angostura cordial de los andenes Agresiones tenaces de hércules de cuerdas y proxenetismos de mancebos de hoteles Restirada en el eje –¡¡Paf!! de la gasolina se enrolla rápida la cinta cinemática de calles ortodoxas de la ciudad lumínica Por fin en el regazo de un hombre florecido, –elevado estático, presuntuoso apartments en un piso tercero, –se sacude mi espíritu cansado su tedio y ansiedad Absorto en la claustría que acoge tu congoja mi corazón se sangra Y en tanto que un gramático reloj suma prefijos de cuartos a las horas, un pito estilográfico cuadricula la noche El insomnio ha regado en mi lecho alfileres El sol irreverente estornuda en mis ojos y un espejo ironiza un furtivo ademán La fe y desesperanza rondaron por tu acera con agresiones mutuas de canes en vigilia hasta que la sonrisa chirriante de tu puerta brindome la mixtura cordial de una acogida Y en la sala silente que angustiaba la espera vibró la clarinada triunfal de tu florida magnificencia y locamente mi corazón –bobato monaguillo echó a volar su esquila ¡Astrólogos benignos, tus ojos de turquesa Marcaron en mi sino igneal sela propicia!
De El pentagrama eléctrico (1925)