POR NATALIA ARTOLÓZAGA LEIJA
aquellos fósiles que en mi mente están enterrados llevan indelebles huellas de tu amor,
por lo tanto también de tu dolor, recuerdo mis ojos armoniosos de estrellas que por las noches lamentaban aquel sentimiento de mi cuerpo y corazón, cada abril corro al celeste del mar, a veces me asfixio tanto en esta ciudad que las lágrimas que llevo guardadas cabrían en un sinfín de olas de aquel lugar, alejarme de ti está escrito en las huellas que mi pasado dejó en el camino, ¿ o será mi futuro?, por mi mente cruza las avenidas la idea de revertir las inundadas noches a inexistentes pétalos que me recordaran a casa para poder acariciar y besar a esa niña que tanto anhelo tu amor, por mi mente silban melodías de silencio y sin importar cuanto forcé mi garganta parecen no escucharse y me he cansado de intentar, pero ahora mientras no mirabas me he construido un par de alas, tal y como mi pequeña alma siempre las soñó, te pediría que me lleves contigo a toda eternidad pero es que tan solo con esta mortalidad a tu lado ya no puedo más, la infinidad se asoma en ese par de alas que ves por allá, no lamento irme, aquello me espera, espera que arranque de este camino repleto de huellas, no llores más pues crearás tormentas que no podré despejar y estoy cansada de intentar volar y ser derrumbada por una más de tus razones para no amar.
Natalia Artolózaga Leija (San Luis Potosí, S.L.P, 2007). Estudiante del 3er semestre de preparatoria, anteriormente participé en un concurso de la UNAM, “Dime qué es amar”, de igual manera escribí una leyenda titulada “El manto de Zazil” que fue ganadora del 1er lugar de concurso juvenil (preparatoria y universidad) a nivel estatal de leyendas por parte del Tecnológico de Monterrey .