«LLEVO UN FUNERAL EN MI CEREBRO» Y OTROS POEMAS, DE EMILY DICKINSON | TRADUCCIÓN DE JOSSHUA TENOCH

Emily Dickinson fue una poeta estadounidense del siglo XIX nacida en Amherst, Massachusetts, el 10 de diciembre de 1830. A pesar de vivir en relativo aislamiento, su obra ha dejado una influencia indeleble en la literatura mundial. Su vida estuvo marcada por el retraimiento voluntario y la intensa vida interior. Mantuvo amistades epistolares significativas. La poesía de Dickinson se distingue por su estilo único, su economía de palabras y su exploración audaz de temas como la muerte, el amor y la naturaleza. Aunque sólo se publicaron unos pocos poemas durante su vida, dejó una vasta colección de casi 1,800 poemas que fueron descubiertos y publicados póstumamente. Su influencia en la poesía contemporánea es innegable y su legado perdura como uno de los pilares de la literatura occidental.

Nota: El número de los poemas corresponde a lo establecido por Thomas H. Johnson en su edición The complete poems of Emily Dickinson.

5
Tengo un ave en primavera que canta para mí— La primavera es un señuelo. Y cuando el verano se acerca— Y aparece la rosa, el Petirrojo se ha marchado. Yo no me aflijo sabiendo que mi ave aunque volando— Aprende para mí nueva melodía del otro lado del mar, Y volverá. Precipitadas en mano segura asidas a una tierra verdadera son mías— Y aunque ahora partan, le digo a mi dubitativo corazón son tuyas. En sereno brillo, en ulterior luz dorada yo veo cada pequeña duda y miedo, cada discordia aquí terminada. No me entristecerá, sabiendo que mi ave aunque volando, desde un árbol distante, para mí, brillante melodía traerá.
19
Un Sépalo, pétalo y una espina, sobre una ordinaria mañana de verano— Un frasco de rocío— Una abeja o dos— Una brisa— Un revuelo entre los árboles— ¡Y yo soy una rosa!
26
Es todo lo que tengo hoy para aportar — Esto, y mi corazón al lado— Esto, y mi corazón, y todos los campos — Y todos los extensos prados — Asegúrese de contar— Debería olvidar, no sea que alguien revele la suma— Esto, y mi corazón, y todas las abejas que habitan en el trébol.

35
Nadie conoce esta pequeña Rosa— Podría ser una peregrina, pero, acaso no la arranque de los caminos para llevarla hacia ti. Sólo una abeja podrá extrañarla— Sólo una mariposa, apresurándose tras largo viaje— Para yacer en su pecho— Sólo el pájaro cuestionará— Sólo la brisa suspirará— ¡Ah pequeña Rosa— qué fácil para alguien como tú, morir!
113
Sobrellevar nuestra parte de noche, nuestra parte de mañana, nuestro vacío a llenar de dicha, desprecio. Por aquí una estrella, por allí otra, algunas pierden su camino. Por aquí una bruma, por allí otra, después— El día.
181
¡El otro día — Perdí al mundo! ¿Lo habrán encontrado? Lo reconocerás por la cadena de estrellas unidas alrededor de su frente. Un hombre rico — puede que no lo note — Sin embargo — para mi ojo mesurado, es de mayor estima que los ducados — ¡Oh, encuéntrelo — Caballero — Para mí!
241
Me fascina el aspecto de la agonía, pues sé que es verdadera— Los hombres no fingen la convulsión, no simulan el dolor— Una vez los ojos congelados —Y ahí está la muerte— imposible fingir esas perlas que incrustan en la frente la pesadumbre cotidiana.
280
Llevo un funeral en mi cerebro, los afligidos de un lado a otro, manteniendo el paso— Arrastrándose—Hasta que pareció que el sentido se quebró totalmente— Y cuando todos estuvieron sentados, una ceremonia, como un tambor— manteniendo su batir— Su batir— Hasta que pensé que mi mente se entumecía— Y entonces, los escuche levantar el féretro, Y crujió a través de mi alma con las mismas botas de plomo, de nuevo, el espacio— Comenzó a sonar, como si todos los cielos fueran campanas, y ser, sólo una oreja, y yo, y el silencio, alguna extraña raza naufragada, solitaria, aquí— y luego un vacío en la razón, se quebró, caí, y caí al vacío— Y di con un mundo, en cada zambullida, y termine sabiendo —Entonces—

Josshua Tenoch (Estado de México, 2002). Estudió Letras Hispánicas en la UAM Iztapalapa, Queer, ex miembro de uno de los primeros comités a favor de los derechos y vivencias LGBTIQ+ en Atizapán de Zaragoza. Con poemas publicados en revistas y bibliotecas digitales tales como Irradiación, Blog Librópolis y Anarkademia. Junto a Sohulii, fundaron la colectiva y fanzine Miazma. Por puro placer, traductor de Emily Dickinson, Sylvia Plath y Anne Sexton. Tarotista y amante de lo esotérico. Es autor de Vespertilio: Hoguera de reminiscencias (Gato tuerto ediciones, 2024).