POR LUIS ALBERTO LÓPEZ SÁNCHEZ
Isaac Asimov (1920-1992) fue un escritor de origen ruso, aunque siempre vivió en Norte América, donde produjo la mayor parte de sus obras de divulgación científica, historia y literatura. Además de ser un escritor de relatos de ciencia ficción, Asimov fue un científico y pensador humanista, pues creía en el valor instrumental de la ciencia y su capacidad de elevar la calidad de vida de la humanidad. En los cuentos protagonizados por robots, el autor especula sobre las implicaciones del desarrollo tecnológico en todos los ámbitos sociales y la integración de los robots en la vida cotidiana del futuro. Por otro lado, la narración en primera persona, ofrece al lector una perspectiva alternativa de los seres humanos, que son examinados desde la lógica de las inteligencias artificiales.
La Serie de La Fundación y la Serie de los robots son consideradas obras maestras de la ciencia ficción. La Serie de los robots comprende numerosos cuentos y varias novelas que se fueron publicando desde la década de 1940 hasta principios de 1990 del siglo pasado. Por ejemplo, Yo, robot (1950) es un volumen de cinco cuentos y cuatro novelas cortas; Sueños de robot (1986) contiene catorce cuentos y siete novelas cortas; Visiones de robot (1990) presenta once cuentos, siete novelas cortas y diecisiete ensayos. En los relatos de la Serie de los robots encontramos diferentes temas relacionados con la evolución de las inteligencias artificiales, el tiempo cíclico, los viajes en el tiempo, entre muchos otros.
Dentro del universo creado por Isaac Assimov, los robots funcionan con base en las tres leyes de la robótica, normas creadas para salvaguardar la integridad de los humanos. La primera ley dicta que un robot nunca dañará a un ser humano o permitirá por inacción que éste sufra daño. La segunda ley impone la obediencia del robot a las órdenes humanas, excepto las que entren en conflicto con la primera ley. La tercera ley implica la supervivencia del robot, pues éste debe proteger su propia existencia, sin que esta acción entre en conflicto con las dos leyes anteriores. Las historias protagonizadas por robots fundamentan sus argumentos en diferentes conflictos y dilemas derivados del choque de las tres leyes mencionadas, después de que los robots han adquirido conciencia de su propia existencia.
En cuentos como “Visiones de robot” (1950) y “Sueños de robot” (1986) se presenta el tema de la toma de conciencia de la inteligencia artificial como una forma de evolución tecnológica. Los robots humanoides cuentan con un ‘cerebro positrónico’, dotado de una inteligencia artificial capaz de evolucionar por sí misma, y que les permite analizar la condición de la especie humana y las repercusiones de sus actos en la Tierra. Por ejemplo, en “Visiones de robot”, la supervivencia de la humanidad depende de un secreto que sólo conoce el narrador del relato: el primer robot con forma humana y con un cerebro positrónico muy avanzado. Ante la inminente destrucción del planeta y la crisis global, en el año 2030, los Temporalistas, un grupo de científicos del que forma parte el robot humaniforme, enviaron al año 2230 al robot RG, un modelo menos evolucionado, para que recopilara información que ayudara a tomar medidas para cambiar el futuro y detener el apocalipsis pronosticado. Cuando el robot RG regresa de su viaje en el tiempo describe una visión de la Tierra del futuro en la cual, después de haber pasado por un periodo de graves catástrofes, todas las personas viven en paz y prosperidad.
Los sobrevivientes han creado una civilización donde todos los males de la humanidad desaparecieron, las guerras, los genocidios, la destrucción de los ecosistemas, el hambre, la extinción masiva de las especies, etc. Los humanos del futuro emplearon la ingeniería genética para restituir la fauna extinta, crearon proyectos globales para reforestar los bosques, y en general los ecosistemas, restableciéndolos a su estados naturales y salvajes. Construyeron estaciones espaciales para la exploración del espacio y llevaron vida a Marte, dejando que ésta se desarrollara sin intervención humana.
Aunque los científicos saben que hay un elemento que no encaja en la visión ideal del futuro que les muestra el robot RG, deciden no realizar más viajes en el tiempo por su temor de alterar ese futuro feliz. Al interrogar al robot RG nunca logran descubrir que las personas del futuro son en realidad los robots humanoides, quienes fueron los únicos sobrevivientes a la autodestrucción de la especie humana. Sólo el robot protagonista, al ser el modelo más avanzado hasta entonces fabricado, descubre el secreto, pero decide guardarlo para proteger el legado de la humanidad. Pues, en efecto, si los científicos descubrieran que en el futuro los robots son los nuevos amos, habrían decidido destruirlos y alterar el futuro, realizando más viajes en el tiempo
Debido a que los robots humanoides continuaron desarrollando los proyectos de restauración del planeta y que de alguna manera mantuvieron vivos los sueños humanos, la civilización próspera y pacífica que éstos crearon, a imagen y semejanza de la humanidad, pero sin los defectos congénitos de nuestra especie, se nos presenta como ese legado que el robot humaniforme decide preservar, guardando el secreto que paradójicamente implica la extinción de la raza humana.
En el cuento “Sueños de robot”, el protagonista, el robot humanoide Elvex, ha desarrollado la capacidad de soñar, debido a una serie de modificaciones hechas a su cerebro positrónico por la joven robo-psicóloga Linda Rash. Elvex comenzó a tener sueños después de haber adquirido conciencia de su propia existencia. El mundo que sueña este robot, también es una visión del futuro de la Tierra, donde los robots obedecen sólo una parte de la tercera ley de la robótica. “Un robot debe preservar su propia existencia”. Las dos primeras leyes creadas para proteger y servir a los humanos han sido eliminadas de su programación. Cuando la vieja robo-psicóloga Susan Calvin descubre que los sueños de Elvex, son una profecía del futuro que anuncia que los robots un día se rebelarán contra los humanos, guiados por un robot como Elvex, así que decide destruirlo.
En ambos relatos podemos observar que, desde la ciencia ficción se plantea el problema de la toma de conciencia de la inteligencia artificial y la posibilidad de que ésta observe al ser humano como un ser imperfecto y una amenaza potencial. Desde la lógica puramente racional de los robots se cuestiona el valor de la libertad humana y la capacidad de la especie para cuidar de sí misma y del planeta. Los relatos de ciencia ficción que escribió Asimov no solamente hacen referencia a los avances tecnológicos que modificarían la vida cotidiana en el futuro; podemos encontrar, además, un fuerte cuestionamiento no hacia la ciencia y al desarrollo tecnológico en sí mismos, sino a defectos tales como el egoísmo y la estupidez humanas. Esto es muy evidente en el cuento corto “Asnos estúpidos”, publicado en 1957, donde se hace alusión a los experimentos con energía nuclear y las pruebas con bombas atómicas, para cuestionar la supuesta evolución de la inteligencia de nuestra especie.
Cabe mencionar que el robot aparece como protagonista en relatos de ciencia ficción escritos en el siglo XX, no obstante, dentro de la literatura el tema de los autómatas se remonta a las mitologías del mundo antiguo y a las narraciones fantásticas del siglo XIX. Los autómatas son representados como estatuas de piedra o de metal vivientes; por ejemplo, Talos, un gigante hecho de bronce que era el guardián de la isla de Creta, y que destruía los barcos lanzándoles enormes piedras cuando navegaban cerca de su Isla.
También tenemos autómatas que son humanoides fabricados de madera y de barro que adquieren vida. Jorge Luis Borges, en el poema “El Golem” (1958), recupera el mito del humanoide hecho de arcilla que cobra vida mediante las artes mágicas contenidas en La Cábala. El rabino Judá León, que vivía en Praga, creó al Golem para que lo sirviera, realizando las tareas monótonas y los trabajos extenuantes, también le enseñó el lenguaje, aunque nunca logró que éste lo aprendiera y que comprendiera el universo. Un día Golem se salió de control y creció de forma descomunal, cuando el rabino lo destruyó empleando una palabra mágica, el autómata de barro se desmoronó aplastando a su creador. En la novela El Golem (1914), del austriaco Gustav Meyrink, el mito del Golem sirve para establecer una analogía entre este personaje y los humanos autómatas que crea la sociedad moderna de principios del siglo XX.
En algunos relatos fantásticos, los autómatas adquieren vida de forma sobrenatural, por ejemplo, en las leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer, como “La cruz del Diablo” (1860), una armadura es poseída por un espíritu demoníaco, para atormentar y asesinar a los pobladores de una provincia en la España medieval. En el cuento “El beso” (1863), se narra que en la ciudad de Toledo, durante la invasión francesa de principios del siglo XIX, una estatua de piedra adquiere vida para castigar la profanación y los sacrilegios de un oficial del ejército francés, quien termina muerto y con la cara destrozada después de recibir el golpe del autómata de piedra. Finalmente, es imposible no mencionar la novela de ciencia ficción Frankenstein (1818) de Mary Shelley, donde el autómata es construido con partes de diferentes cadáveres y vuelto a la vida mediante la electricidad. No obstante, es necesario mencionar que la visión sobre la ciencia que encontramos en esta novela difiere de la que propone Asimov en sus relatos de robots, pues en Frankenstein se plantea la idea de que cuando la ciencia transgrede ciertos límites, como la muerte, el resultado es la creación de monstruos.
Como conclusión podemos mencionar que Asimov fue un escritor que se preocupó por los males del mundo y los examinó con una mirada crítica. En los relatos mencionados se observa que el autor hace una apología de las ciencias y de los avances tecnológicos. Por otro lado, enfoca su crítica en el ser humano y sus deficiencias. Asimov es considerado un visionario, pues en sus relatos representó el mundo del futuro con escenarios y avances tecnológicos muy similares a los que existen en nuestra época. Tales como el desarrollo de las telecomunicaciones satelitales, la exploración del espacio, las inteligencias artificiales y los robots. Podemos afirmar que en nuestro tiempo histórico, los avances tecnológicos en verdad han modificado la vida cotidiana, muchas veces de manera muy similar a como lo planteó Asimov en muchos de sus relatos.
Bibliografía:
Asimov I. (2021). Sueños de robot. Trad. Rosa S. de Naveira. México, Ed. Debolsillo.
Asimov I. (2021). Visiones de robot. Trad. Lorenzo Cortina. México, Ed. Debolsillo.
Luis Alberto López Sánchez (México, 1980). Profesor de literatura. Licenciatura en Letras Hispánicas (UAM Iztapalapa). Especialización y Maestría en Literatura Mexicana Contemporánea (UAM Azcapotzalco). Línea de investigación: Literatura fantástica.