POR SANDRA ÁLVAREZ
XVIII Quiero ser sirena pero no sé si tengo lo suficiente ¿Dejo que más arañas dibujen ángulos alrededor de mi cabello? ¿Serán suficientes las medusas de mi columna vertebral y las calles numeradas que conectan mis veintitrés costillas? ¿Reconoceré los miedos en las pupilas ajenas? Quiero ser sirena porque como humana soy una guerra una galaxia sin constelaciones una antología de llegadas tarde. Colección barata de intentos reprimidos, fracasos planificados. Quiero ser sirena, pero le tengo miedo al agua, sobre todo cuando sale de mis ojos. XIX Las voces cavan más por sí mismas (y por mí) hablan de más abajo. Dominan todos los idiomas -se aseguran de que entienda-. Me seducen para que caiga en ellas o decida lanzarme a sus deseos. Sin embargo, la poesía no me da ni quita alas. Solo sigo tambaleándome en la vida a mi propio ritmo. XX A veces les hablo a las voces pero me ignoran. (¿Por qué no tienen oídos?) A veces me ahogo con lo que siento impera la necesidad de dejar de hacerlo. Escribo diarios. Diarios que se borran a sí mismos -palabras subterráneas / palabras submarinas-. Su lugar está por debajo de todo el resto del mundo les camina encima las va haciendo pequeñas con olas con lava con miles de peces hambrientos. La sencillez de mi alfabeto aspira a escribir versos menos olvidados. Quiero escribir palabras que pertenezcan a este mundo un poco más de lo que nunca perteneceré yo. XXI Con el sol apagado es obligatorio brillar por uno mismo. -desde dentro-. Replica de luciérnaga en medio de una convención de medusas. Luz sin instrucciones. Lámpara con arena. Bioluminiscencia mal aprendida.
Sandra Álvarez (Guatemala, 1992). Periodista y escritora. Ha publicado poesía, cuentos y artículos en varias revistas digitales culturales y literarias, editoriales independientes, espacios en medios de comunicación e instituciones culturales de Estados Unidos, México, Guatemala, Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Argentina, Colombia, Ecuador y Perú.