POR JORGE ANDRÉS GARAVITO CÁRDENAS
Capítulo 1
Nadie se fijó en los helicópteros que iluminaron, sobre las aceras destruidas, los cadáveres abandonados por odontólogos macabros que no alcanzaron a terminar su cena. Los helicópte- ros indiferentes, como luciérnagas del cielo nublado, siguieron su camino, su búsqueda minuciosa por las calles de Bocatá que poco a poco se fue quedando de nuevo a oscuras. Oscuridad natural, que no duró mucho tiempo. Un creciente alarido de sirena iluminó despacio la entrada de una apurada ambulancia que derrapó tumbándole la cabeza a uno de los cuerpos acostados en la esquina. Efecto Doppler. Duró poco tiempo. Junto al regreso de la oscuridad y el silencio, el cráneo rodó hasta ubicarse sobre la tapa oxidada de una alcantarilla. La neblina azul comenzó a mezclarse con el vapor que dejó escapar esa cloaca al destaparse. El cráneo rodó de nuevo, y resignado a perderse en la oscuridad de un callejón, tal vez terminaron de devorarlo las ratas. El vapor se disipó lento por el brillo de unos ojos que revisaron la superficie.
—No hay nadie —dijeron esos ojos para alguien dentro—, no veo luces ni odontólogos.
Fragmento de Los odontólogos del horror. Edit. Escarabajo, 2021