‘PENSAMIENTOS’ DE GIACOMO LEOPARDI | TRADUCCIÓN DE ESTEBAN SÁNCHEZ BERISTÁIN

PREÁMBULO

Giacomo Leopardi (Recanati 1798-1837) fue un escritor del romanticismo italiano conocido por sus reflexiones acerca de la existencia humana, su ateísmo y pesimismo, además de sus composiciones líricas conocidas como Cantos. La obra de Leopardi desarrolla una poética propia repleta de nuevas formas métricas, innovaciones temáticas y pensamientos profundos. Leopardi durante su vida escribió una especie de diario personal conocido como Zibaldone, el cual contiene todas las ideas que el autor quiso dejar a la posteridad y que no vio la luz sino hasta después de su muerte. De esta monumental obra, Leopardi, junto con su amigo Antonio Ranieri, seleccionó una serie de aforismos destinados a la imprenta. Esta selección lleva por nombre Pensamientos y se trata de una colección de 111 ideas dispersas que contienen reflexiones propias del autor. Diversos estudiosos consideran que no es una obra “completa” ni temáticamente ordenada; sin embargo, brinda un acercamiento a las ideas de uno de los poetas más relevantes del romanticismo italiano. La presente traducción está elaborada teniendo como referencia la edición publicada por la editorial Garzanti en el año 2020.

SELECCIÓN DE LOS PENSAMIENTOS DE LEOPARDI

VI

La muerte no es un mal porque libera al ser humano de todos sus males, todos sus bienes y todos sus deseos. La vejez es un mal atroz porque priva al ser humano de todos los placeres dejándolo con sus apetitos y portando consigo todos los dolores. A pesar de esto, los seres humanos temen a la muerte y desean la vejez.

IX

Quien, contra la opinión de los demás, ha predicho el éxito de una cosa que después sucede de esa manera, no debe pensar que sus contradictores le darán la razón o lo llamarán sabio o más listo que ellos porque o negarán el hecho o la predicción, o alegarán que estas difieren de las circunstancias, o de algún modo encontrarán causas por las cuales se convencerán ellos mismos y a los demás de que su opinión fue la correcta y la otra, la equivocada.

XII

Aquel que con sufrimientos y fatigas o sólo después de mucha espera consigue un bien, si ve a los demás conseguirlo rápido y con facilidad, no pierde, en efecto, nada de lo que posee; sin embargo, este hecho le resulta muy odioso, porque en su imaginario, el bien obtenido de manera fácil y en gran cantidad se convierte en común a quien ha gastado o sufrido poco o nada. Por eso, los promotores del evangelio se duelen como si les hubieran injuriado cuando se le da una recompensa igual que la suya a aquel que ha trabajado menos que ellos; y los frailes de ciertas órdenes tienen por costumbre tratar con amargura a los novicios, por temor a que alcancen cómodamente lo que ellos padecieron por alcanzar. 

XXII

Me parece muy difícil decidir si es contrario a los principios de la convivencia el hablar mucho de sí mismo y de manera constante o si es más raro alguien que esté exento de este vicio.

XXX

Así como suele el género humano despreciar las cosas del presente exaltando aquellas pasadas, así la mayor parte de los viajeros, mientras viajan, son amantes de su tierra nativa y la prefieren con una especie de frenesí a aquella en la que se encuentran. Una vez que regresan, con el mismo ímpetu, presumen a los demás los lugares en los que estuvieron. 

XXXVII

Ninguna cualidad humana es más intolerable en la vida cotidiana y, en efecto, menos tolerada que la intolerancia.

XLVII

El ser humano está condenado a consumir su juventud sin ningún propósito, la cual es sólo el tiempo de madurar para la edad que sigue y nutrir su propia condición, o de gastar su energía en obtener placeres en esa etapa de su vida, pues en las siguientes no podrá disfrutarlos más. 

LXXVI

Nada es más raro en el mundo que una persona generalmente soportable.

XC

Conocí un día a un niño que cada vez que se enojaba con su mamá por alguna cosa decía: ah, lo entiendo, lo entiendo, mi mamá es mala. La mayor parte de los seres humanos siguen la misma lógica, a pesar de que su discurso no sea expresado con tanta simpleza.

XCVI

El honesto, con el paso de los años, se hace fácilmente insensible a los halagos y al honor, pero creo que nunca a los ataques ni al desprecio. De hecho, la alabanza y la estima de muchas personas distinguidas no compensarán el dolor que le generará un mote o un señalamiento de descuido proveniente de alguien sin importancia. Tal vez, a los sinvergüenzas les pase lo contrario, pues por estar acostumbrados al desprecio y no a los halagos verdaderos, serán insensibles a los ataques y no a los halagos, si es que alguna vez en su vida llegan a conocerlos.

CII

Los años de la infancia son, en la memoria de todos, casi los más fabulosos de su vida; así como en la memoria de las naciones, los tiempos más fabulosos son aquellos de su juventud.

CV

La astucia, la cual pertenece al ingenio, se usa muchas veces para suplir la falta de este y para copiarlo en mayor medida del de otros. 

CIX

El ser humano es casi siempre tan malvado como lo necesita. Si se conduce con rectitud, se puede juzgar que la malicia no le es necesaria. He visto personas inocentes y de buenas costumbres cometer las acciones más atroces para escapar de algún daño grave que no es evitable de alguna otra manera.

CXI

El hábito de ser silencioso en la conversación gusta y, por lo tanto, es apreciado cuando se sabe que la persona que calla tiene coraje y actitud, lo que se requiere para hablar.

Esteban Sánchez Beristáin (Ciudad de México, 2003). Estudiante de la Licenciatura en Lengua y Literaturas Modernas Italianas en la UNAM. Entusiasta lector de literatura italiana e inglesa, aspirante a escritor y profesor de lengua.