REGALO DE CUMPLEAÑOS, DE SUZANNE MYRE

TRADUCCIÓN DE BELINDA RODRÍGUEZ

Suzanne Myre (1961) es una escritora canadiense de expresión francesa. Ha publicado cinco antologías de relatos y una novela. Ha sido acreedora del galardón más importante en narrativa breve, el Prix Adrienne-Choquette por su antología Nouvelles d’autres mères (2004). En sus relatos desfilan personajes solitarios, sufrientes y atormentados, quienes atraviesan situaciones que podrían cambiar el rumbo de sus vidas. La maestría con la que logra conjugar el humor negro, la ironía y el sarcasmo, al abordar temáticas polémicas y crudas, la ha colocado en el firmamento literario contemporáneo en Canadá. Sus relatos son leídos en escuelas de enseñanza media superior y superior a lo largo de la provincia de Quebec.

La importancia de traducir este relato radica en dos cuestiones fundamentales: en primer lugar, dar a conocer a escritoras actuales contemporáneas a lectores de países no francófonos; la segunda tiene que ver con el género al que se consagra la autora de este texto: la nouvelle, la cual es, sin duda, la forma narrativa más socorrida por los escritores quebequenses contemporáneos. La nouvelle tiene tanta importancia en la provincia de Quebec que existen numerosos galardones para incentivar su creación. De ahí, la importancia para la sociedad actual, que estimula su lectura y promueve su difusión. La nueva cuentística quebequense incorpora en sus relatos los conflictos que vivimos como sociedad; los textos hacen énfasis en la soledad y el vacío de la era tecnológica, lo cual logra que cualquier ciudadano del mundo pueda sentirse identificado en esta sociedad global. La prosa de Suzanne Myre es cruda y despojada de artificios; en sus relatos los temas constantes son la soledad y la decadencia humana como se puede apreciar en el texto traducido “Cadeau d’anniversaire”, que nos remite a la poética y estilo del realismo sucio americano.

REGALO DE CUMPLEAÑOS

Necesito que todo quede bien limpio. La última impresión es importante. No quiero que piensen que no podía tener mi casa ordenada. Sólo espero que no tarden mucho en llegar, porque empezará a oler feo. Me voy a bañar y me pondré mi vestido favorito. Escribiré una nota para decirles que me entierren con él.  De cada lado de la cama, voy a poner unos quinqués que no voy a encender, porque siempre me ha dado miedo el fuego. La figura de la Virgen María se verá muy linda a los pies de la cama, rodeada de mis bellas rosas artificiales. Espero que no se llenen de polvo con el tiempo.

Hasta donde supe, los muchachos están bien. Carmen tiene una buena posición económica. Cumplió su sueño de tener dinero para gastar en todo lo que le diera la gana. Su marido bebe, sí, pero al menos no le pega. Es común que un hombre gane menos que su mujer y que, además, sea más bajito. Le he dicho a Carmen que no lo empeore y que use zapatos de piso, pero ella sigue usando tacones del tamaño de la Torre Eiffel. Desde que era niña le encantaba ponerse mi ropa. Caminaba tambaleándose sobre mis tacones de aguja y decía: “Cuando sea grande, seré aeromoza. Señoras y señores, ¿se encuentran cómodos? Espero que sí, porque vamos a despegar y no podrán moverse de sus asientos… ¡durante las siguientes 40 horas!”. Se retorcía en el suelo sin parar de reír: se creía toda una comediante. Hoy lo hace sobre un escenario, y le pagan por el espectáculo. Rueda en el piso y se contorsiona, a veces vestida con diferentes atuendos. Aunque, en general, está semidesnuda. Vi en la tele un reportaje sobre las chicas que hacen eso. Cambié de canal porque me sentí como una chismosa. Ella está ahí ahora. Me pregunto qué hace su marido cuando ella no está. Yo creo que bebe para no estar imaginando cosas: Carmen engañándolo con un espectador o con su jefe. Sin embargo, siempre le he dicho: “Carmen si debes acostarte con todo mundo para hacerte un lugar, entonces ese lugar no es para ti”.  No sabía muy bien lo que decía, las ideas y la filosofía nunca han sido mi fuerte. La verdad es que ella se gana la vida mejor así que como cajera, pero tengo miedo del día que le entregue cuentas a Dios, aunque se supone que Él no debería juzgarla. Rezo por ella todos los días, sobre todo los domingos, y me confieso con el señor cura. Parece muy interesado en saber todos los detalles. Se me hace sucio. Nunca se ha interesado tanto por mis pecados.

Me siento más inquieta por Raynald. La última vez que vino a verme fue hace dos meses y, como siempre, vino a pedirme dinero para hacer su despensa. No tengo mucho, pero no quiero que pida limosna en la calle, por eso mejor se le doy, No se ve bien de salud. Su piel tiene un aspecto extraño, como de hoja de papel. Le pregunto si come bien y se ríe: “Te preocupas por todo, mamá. Tengo mucha energía”. Pienso que se droga. He visto en la tele muchos muchachos que tienen las venas de los brazos como serpientes. Piden limosna o se prostituyen. Raynald siempre usa suéteres de manga larga. Está muy flaco. Mientras que su hermano Bebé está cachetón, aunque siempre se la pasa llorando. Nunca deja de hacerlo. Siempre ha sentido que algo le hace falta. Nunca he sabido qué es. Dejaré un cheque a su nombre sobre la mesa. Tenía que venir la semana pasada y nunca llegó. No me llamó. Espero que no le haya pasado algo. 

Llamé a la compañía de cable para que vinieran a desconectarlo. La señorita fue muy amable. Le dije que iba a mudarme, y me pregunto adónde, pensando que tal vez podrían reinstalar el servicio en mi nueva casa. Le dije que me iba a un lugar donde había todo lo necesario. Me dijo que era verdad, que en los asilos había cable. Nunca había pensado que me escuchara como una anciana por teléfono. La verdad es que tenía la voz ronca porque casi no hablo en voz alta.

Ya dejé en orden todos mis asuntos. No quiero dejarle problemas a los demás. Mi testamento está listo, tendrán que vender la casa y repartirse el dinero. Puse una cláusula para que no vayan a pelear por eso. He visto en la tele a familias completas destruirse por culpa de una herencia. Al menos con eso tendrán un pretexto para verse. Es importante para la familia.

Doudou encontró una buena familia que lo adoptará. Es un gato que solo come y duerme: es feliz donde sea. Pensé en llevármelo conmigo, pero no fui capaz de decidir por él. Es joven y le queda una larga vida, además todo mundo ama a los gatos, no se quedan solos mucho tiempo. A los gatos es fácil quererlos, no como a los viejos. 

Pensé en escribir una carta, pero no sé escribir más que mi lista del súper. De todos modos, a los chicos no les gusta leer. Ahora que lo pienso nunca los he visto con un libro en la mano. 

Ahora que me acuerdo, hoy es mi cumpleaños… Qué raro. ¿Cómo se me pudo olvidar? Si no hubiera cancelado el teléfono, quizás alguien me podría haber felicitado. Es la primera vez que me regaló un viaje de cumpleaños. Nunca pensé viajar un día…sola.

FUENTE

Myre, S. (2006). Cadeau d’anniversaire. XYZ. La revue de la nouvelle, 87, 58–60. https://id.erudit.org/iderudit/3210ac

PERFIL IRRADIACIÓN

Belinda Rodríguez estudió Lengua y Literaturas Modernas francesas en la UNAM, con especialidad en Traducción, y es maestra en Gestión e Innovación Educativa. Ha colaborado en el IIFL de la UNAM y ha publicado textos en las revistas Lucens, Anuket y Periódico Poético. Actualmente, cursa la licenciatura en Creación Literaria en la UACM y se desempeña como docente de Español, Literatura, Semiótica, entre otras asignaturas de nivel superior.