POR FRANCISCO JOSÉ CASADO PÉREZ
Vivir consta de intervalos de primeras veces, a pesar de que la acción sea la misma. Todo está rodeado de infinidad de variables intrínsecas y extrínsecas que hacen de esa misma experiencia una totalmente distinta, aunque sea en lo más mínimo. Comer un taco de pastor no solo radica en sus ingredientes (tortilla/telera; con/sin cebolla, cilantro, piña y la carne de res/puerco sí o sí con achiote y salsa verde/roja/etc.), preparación (trompo, plancha, horno) y entrega (plato, plato en bolsa, plato de unicel, pizza de queso), cuenta mucho el lugar; cada ocasión tiene la misma oportunidad anecdótica de durar toda la vida, al igual que solo un instante, bajo una impresión muy positiva, o todo lo contrario. Sin embargo, “es de sabios cambiar de opinión”.
Gracias a su empirismo, la humanidad ha logrado sobrevivir, desarrollarse y extender sus límites hasta lo más recóndito del espacio. Vaya que ha costado, socio-económica-política y culturalmente hablando. También ha implicado mucha voluntad, debido a que la gran mayoría no podemos negar haber caído en el paradigma del melindroso: “Anda, prueba un poco. No, no me gusta. Pero si nunca lo has probado, ¿cómo sabes que no te gusta?” De esa pregunta no hay salida fácil. Encrucijada que fundamenta toda una mitología para mantener firme la decisión de llevar su vida bajo ese rumbo, hasta que algo pasa y cara a cara con ese viejo conocido, sin escapatoria, solo queda dar ese salto de fe.
Muchos aborrecimos la lectura en los primeros años de escuela, especialmente a las que debían hacérseles un reporte con valor crítico en la calificación final; trauma que duraría hasta probar algo totalmente diferente, haciendo de pronto el mundo un lugar más grande. Todo vuelve a comenzar. Mismo caso la poesía, en especial durante la primera fase del circuito anual de declamación escolar; yo no pasé más allá de la media del salón. Después no pudo escapar de volverse un evento monótono gracias a siempre declamar las mismas obras, excepto cuando una chica salió a declamar Paquito de Salvador Díaz Mirón (1853-1928), y logró hacerse con el segundo lugar. Después se estableció que ese poema solo podrían declamarlo los niños.
Hablo por muchos al dar cuenta que si bien es muy valioso el Siglo de Oro español y el modernismo, la poesía no queda exclusivamente ahí, pero, ¿era miedo o solo desconocimiento? Quién sabe. En mi caso no probé otra poesía hasta dar con Nuevo amor (1984) del poeta, cronista y Contemporáneo, Salvador Novo (1904-1974) para soltar del paladar el no gracias, ver luces y sentir calor. Desde ese punto en adelante todo ha sido ir cuesta abajo: leer, leer en voz alta, escribir, escribir en voz alta hasta el punto de rumiar el internet de convocatoria en convocatoria, con más derrotas que éxitos en el cinturón.
El paso natural de lector a lector-escritor (porque leer los propios trabajos también cuenta como tal), sigue la principal recomendación de otros autores y talleristas: no dejar de leer; no obstante, igual que Homero Simpson siendo descubierto como El Elegido de la sociedad secreta de “Los Magios”, el gran maestro ordena que le retiren del cuello la gran piedra de la vergüenza (¡Yuhu!) para colocarle la piedra del triunfo, dos veces más grande y pesada que la anterior (¡D’oh!), ocurre algo similar con el leer-escribir, hay un peso mayor cuando se pregunta por dónde empezar: ¿los clásicos o lo actual?, ¿Kanon era un Caballero del Zodiaco o una clasificación de la literatura?
Teniendo en cuenta que los recursos a invertir en esta tarea: tiempo y dinero, hoy en día los medimos a garbanzo de libra, el reto al principio inconquistable se va haciendo más fácil, especialmente, gracias a lugares adecuados dónde probar –nuevamente y maneras distintas de– ese taquito de pastor que es la poesía. Motivo que dispara el inicio del primer sprint de este dispositivo que es divagar sobre el hecho de escribir, pero sobre todo, dónde encontrar las lecturas que habrán de acompañarnos en este ciclo interminable de leer y escribir.
En esta ocasión, les presento a Querida librería (@queridalibreria), un pequeño local ubicado en la calle Belisario Domínguez No. 63C en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Especializada en poesía y editoriales independientes, autogestivas, autónomas, etc., es un espacio acogedor, siempre dispuesto a exhibir y reunir tantos y varios autores y libros que sean posibles en menos de 10 metros cuadrados. Cada uno de los miembros de Querida recibió el siguiente cuestionario y sus respuestas se integraron colectivamente para conversen (in)directamente y en el mejor de los casos, se animen a probar su oferta. Cabe aclarar que, dentro de la fusión de respuestas individuales, no representan a todos los miembros; aunque algunas convergen, en otras son disímiles.
¿Quiénes son Querida librería?
Selene Chávez, Aketzaly Moreno, Iván Cruz Osorio, José Manuel Vacah y Leonardo Karma. Somos una familia, pandilla, comunidad; es decir, buenos amigas y amigos, editores e ingenuos que a través de muchas aventuras juntos confirmamos la pasión de la literatura, el descontrol y hacer libros. Creemos en el libro y que la poesía es necesaria, por ello decidimos conjuntar convicciones, intenciones e intereses para coordinar un espacio dedicado al encuentro y al acompañamiento a través de los libros de edición independiente y la poesía.
¿Por qué libros, especialmente libros de poesía?
Hay de todo, pero nos especializamos en poesía. Nos gustan los libros, los coleccionamos, los deseamos, los buscamos, los lloramos, los prestamos; los perdemos, los regalamos, los hacemos, los pensamos, los codiciamos; los compartimos, los admiramos y a veces los odiamos. En cierto modo, de todos, la poesía se ha vuelto el eje de nuestras vidas.
Todo lo que hacemos se articula en la poesía o más bien, la poesía nos articula. Tal vez puede sonar muy fantasioso, pero cuando más entusiasta y desdichados nos sentimos es cuando un gesto, un diálogo, una melodía desde la cantina alcanza, hace sentir y pensar en algo que de inmediato transforma ese gesto, diálogo o melodía.
Por sostener la apuesta del libro como vínculo, otra forma de decir y hacer en clave discursiva, testimonio del tiempo y sus sujetos. Apostamos por la poesía, no como cambio de realidades, sino acción que desestabiliza formas de pensar y tocar sensibilidades más allá de las que la historia dicta: el libro con sus formas inagotables y la poesía como movilizadores de significados nos permiten construir otras experiencias vinculantes; los libros de, con y para la poesía, son pretextos para la producción de redes de sentido más allá de lo funcional, teórico o canónico del libro y la poesía. En Querida apostamos por una poesía que pueda estar al alcance de quienes se acerquen, por la desacralización de los libros de poesía.
¿Para quiénes abren Querida librería?
Para nosotras y nosotros, principalmente, luego a quien guste ir. Es un espacio incluyente para quien quiera estar y quieran encontrar en la literatura un refugio; para quienes deseen acercarse a esta apuesta. No nos gusta pensar en espacios que, de entrada, tiene filtros en sentido de prohibiciones; aquí caben todxs: dichosos o desdichados, cursiosxs o decididxs. Esta librería es para aquellos con ganas de compartir; escuchar; comprar; a dejar sus libros o solamente a platicar.
Ha habido personas que llegan buscando best sellers, por la cercanía a otras librerías que trabajan este tipo de libros, pero terminan yéndose con algo distinto: un verso o varios. Querida Librería está abierta tanto para quien desee encontrar alguna edición independiente o autogestiva, libros de poesía, primeras ediciones, un café, lo encontrará en este rincón de palabras suspendidas en medio del bullicio y el ritmo de la Ciudad de México. Querida es más un punto de encuentro que librería.
¿Si pudieran pedir tres deseos, cuáles serían?
- Salud; acabar con toda la fauna nociva del Centro Histórico, incluidos los motociclistas; que se sostenga el cariño;
- Que lxs amigos sean eternos; tener otra oportunidad con mis tías abuelas; que se sostenga la poesía
- Apoyo mutuo; convertirme en lobo cuando tengo miedo.
Vivir haciendo lo que nos gusta y morir en ese intento. Todo lo demás es añadidura.
¿Qué acompaña mejor un libro?
Depende del libro, pero, regularmente, alguien con deseo de leer es buena compañía. El tiempo; coger; amigos y, sobre todo, otros lectores, otros escritores.
¿Animales favoritos?
Ballena; las yeguas; el tiburón.
¿Qué el libro(s) ha(n) sido más difícil(es) de encontrar?
Vida perpetua de Juan Ramírez Ruiz y Beso eterno de Mario Santiago Papasquiaro.
De los que ya se lograron conseguir, fueron la primera edición del Llano en llamas, de Rulfo; Extracción de la piedra de la locura, de Isabel Quiñónez. Ah, y otro que costó un buen de tiempo fue la publicación ¿Será esto el mar?, antología de varias poetas mexicanas, entre ellas Quiñónez y Silvia Tomasa Rivera.
Finalmente, ningún libro es difícil de encontrar si se sabe —o intuye— dónde buscar. En Querida se pueden encontrar y hacer peticiones, aunque también es preferible encontrarlos en el camino.
¿Un lugar favorito dónde sentarse a ver las nubes?
Cualquier sitio desde donde se pueda ver el cielo es bueno para mirar nubes, si pasan. Desde la entrada de Querida Librería puede verse; en Milpa Alta; a la orilla de un caballito de mezcal o desde Ecatepec también.
¿Cómo Querida librería define ser independiente?
Sí. Más bien es una librería autogestiva: somos sus propixs patrocinadores, tenemos autonomía para elegir dinámicas de venta y promoción que verdaderamente se preocupen por ofrecer libros chingones a sus lectorxs, además de un trato directo e íntimo, incluso. Este asunto de la literatura se parece a una sesión espiritista: la lectura y la charla en torno a los libros siempre genera la invocación hacia y desde otros lugares y en ese sentido, el enriquecimiento es parejo: lectorxs, autorxs y librerxs.
Ser “independiente” no es definitorio o factible de definirse per se, tiene qué ver con diferentes aspectos, dependiendo de lo que se hable. Con respecto a la tarea de editar, por ejemplo, parece sinónimo de trabajo autogestivo o autónomo respecto a instituciones específicas o empresas editoriales del monopolio. En el ámbito que sea, respecto al ecosistema del libro, hay la seguridad de que “independiente” significa margen de libertad.
En lugar de definirnos como independiente, puede que más bien seamos una librería secreta, de culto. Lo independiente está chafa sin un buen motivo.
Por último, ¿a quién le mandarían saludos?
A lxs que se fueron antes que nosotrxs cuyas vidas abrieron nuevos caminos. A mi amigo de todas las edades: Luis Evangelista, quien siempre pide un saludo y siempre que se puede se le manda. A todxs lxs chavxs que del perreque en San Agustín, Ecatepec; al compadrito de San Petesburgo, Ígor Stravinsky. ¡Salud para todas las personas que nos han visitado y a las que brindaron con las cervezas conmemorativas de la FLIT (Feria del Libro Independiente de Tenochtitlán) 2022! A todos los amigxs y familia.
Francisco José Casado Pérez (Ciudad de México, 1990). Arquitecto y restaurador de edificios históricos. Director en Escrúpulos Editorial. Ha publicado en revistas digitales de México, Argentina, Chile y Perú. México, 1990. Mención Honorífica del Premio Internacional Bruno Corona Petit de Poesía 2020 y 2022; Ganador del I Concurso Literario Eiruku Ediciones 2021; y Premio Internacional de Poesía «Don’t read» 2021 por su poemario Para mirar los pasos (2021) editado por Escrúpulos Editorial.