SIGNIFICA QUE NO’MÁS PORQUE SÍ

POR DARINEL GARCÍA

A la hora de decidir hacernos un tatuaje, muy pocas veces nos detenemos a investigar el significado de lo que estamos apunto de encajarnos en la piel y, cuando lo hacemos, normalmente no es una búsqueda metódica desde la creación del tatuaje hasta el significado puro y virgen de cada línea y su orientación en nuestros cuerpos.

Dentro de los muy variados estilos que hasta la fecha se conocen, varían también (y en igual proporción) los significados que se le dan a las obras que llevamos con nosotros. Por ejemplo, se dice que llevar sobre la piel una máscara Oni (demonio), muy representativa del tradicional japonés, significa que creemos en un mundo espiritual en la que estos demonios vienen a castigar y atormentar a quienes son injustos y malvados. Pero, por otro lado, hay quienes creen que estos simbolizan la envidia y la maldad de la persona que lo porta.

Obviamente podemos adelantarnos a que la mayoría prefiere aceptar el primer significado por encima del otro, puesto que tendemos a decir que en nosotros no hay tales sentimientos que hacen al alma corrupta (lo cual se puede poner en duda y es algo que no nos interesa aquí). 

El detalle en cuestión es el qué y por qué nos tatuamos; su significado y valor claramente es una elección individual. Lo que acá queremos ejemplificar, o mejor dicho, resaltar y cuestionar, surge a partir de un comentario presuntamente “inofensivo” que muchas veces hemos escuchado. 

A partir de esto trataremos también de desmenuzar y analizar un poco estos conceptos de originalidad, significado y el miedo a ser iguales para encontrar una posible especulación de la cual podamos partir, mas no haremos afirmaciones puesto que solo nos interesan algunos detalles sobre lo que ya se dijo.

El comentario al que previamente nos referimos es el siguiente (la típica frase remasticada): “tatúate algo que tenga significado, eso cualquiera lo tiene”. Es cierto, cualquiera puede tener un tradicional japonés, un blackout, un trash polka, etc., así como cualquiera puede tener un realismo de la cara de su mamá en el antebrazo y eso no supone un problema. Pero, ¿a qué va esta tendencia de perseguir la originalidad? ¿Por qué perseguimos esa sed de originalidad para distinguirnos de los demás y que posiblemente no nos otorgue el lugar que deseamos? 

Aclaremos primero que ser nosotros mismos no está mal en ningún momento, porque es lo que nos identifica como individuos y eso es algo que siempre nos identificará de entre los demás, pero, ser alguien incomparable, nunca será lo mismo que ser auténtico, sin embargo, empecemos por mostrar lo siguiente: “Lo igual nos da miedo¹ porque es sinónimo de indiferenciación, es como si nuestro ‘yo’ se diluyera en la masa, perdiendo nuestra identidad, eso que nos convierte en nosotros mismos” (Moreno, 2022).

¿Por qué quiero diferenciarme de los demás? Podríamos preguntarnos primero, o mejor aún ¿Por qué, según yo, este tatuaje que, creo nadie tiene ni se le ocurrirá hacerse, me hace indiscutiblemente diferente a todos los demás? Esto nos muestra dos cuestiones: tatuarse me diferencia de los demás físicamente como individuo, pero no me hace distinto al mismo tiempo porque solo se pasa de pertenecer de un grupo social a otro.

Es difícil notar la delgada línea que hay entre ambas ideas, puesto que diferencia y distinción podrían sonar lo mismo, pero son solo resultados de una misma cuestión a la que nos estamos dirigiendo: la originalidad.

La constante búsqueda de la originalidad en todos los sentidos exige regularmente la intensa comparación con lo que nos rodea. Y es algo terrible porque está tan interiorizado en nosotros que parece un acto común como cualquier otro. Si buscamos un tatuaje original que nos diferencie de los demás, en esta comparación, somos como los demás que se autoproclaman diferentes, pero no son distintos en nada y, en este temor al eterno bucle es donde se cae en la desesperación, lo que nos lleva a una negación por la realidad en la que somos iguales por más que lo detestamos.

Estamos seguros que no nos equivocamos al decir que esto ya involucra cuestiones psicológicas por parte de los “diferentes”, pero no nos metemos en eso.

Ahora bien, esto nos remite otra vez al tema de la originalidad, que si es lo que perseguimos, a estas alturas será muy difícil de conseguir, y si a este le añadimos un significado totalmente subjetivo, solo contribuímos a la expansión de los estilos del tatuaje así como también de los significados. 

Para poner un ejemplo de lo innecesario que son, algunas veces, los significados de los tatuajes, recrearemos una situación sencilla: un sujeto decide tatuarse cuatro puntos en la muñeca porque él dice que cada punto representa a un integrante de su familia. Más tarde llega otro cliente y decide tatuarse con sus hermanos tres triángulos y decir que cada uno los representa. ¿Queda claro?

Entonces, por la persecución de este ideal obsoleto, no obtenemos nada de lo que nos planteamos en un principio: ni originalidad, ni significado puro. Puesto que ambos están sujetos a la subjetividad de quien porta el tatuaje y también sujetos a la repetición de ambos e incluso, a la alteración.

Podemos creer que el estilo y originalidad solo lo tiene el tatuador, lo cual es igualmente equivocado, dado que este al dar a conocer su trabajo y su innovación dentro del mundo del tatuaje siempre tendrá a alguien en la fila larga afuera de su estudio esperando, si no llevar la misma obra que hizo hace años, llevar algo en el mismo estilo.

Y ya para este punto la significación podemos darla por perdida y hasta casi olvidada. A veces hacemos cosas solo porque se ven bonitas.

Recalcamos lo anterior: el significado que le damos a un tatuaje es totalmente personal, y sale desde el interior de la persona que lo porta, claramente influenciado por factores externos (grupo social, etnia, nivel económico, etc.).

Hay que recordar que cada quien es libre de portar el tatuaje que más le guste sin importar el significado del mismo. Al tatuaje no se le debe buscar un significado universal, solamente se le debe apreciar y admirar desde el amor y la pasión que muchos de nosotros tenemos por este mundo que todavía tiene mucho que dar.

FUENTES

Moreno, R. (2022). Ante la condena de la originalidad: ser un átopos. Entelekia Filosofik. 

MIGALA (2020). Tú y yo, ¿qué somos? [YouTube Video]. In YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=-x78zgbfr9w

Darinel García (Venustiano Carranza, Chiapas, 2000). Estudia Lengua y Literatura Hispanoamericanas en la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH). Ha publicado en revistas de México como Estrépito, Granuja, El morador del umbral, Periódico Poético, entre otras más.